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La eucaristía funeral se celebrará mañana, martes 2 de enero, a las 11 de la mañana en la parroquia de Virgen de Gracia de Granada, y la capilla ardiente está situada en la Casa sacerdotal.
En la actualidad tenía en torno a los 81 años, su primer destino fue Huetor Santillán y Beas. Estuvo también muchos años de párroco en Churriana de la Vega. Después pasó a Ntra. Sra. de Gracia de Granada y por último capellán de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia.
Ayudó a muchos jóvenes a seguir el buen camino por las sendas del Evangelio, un gran Antiguo Scout ; y a superar la difilcultad de la tartamudez en muchas personas de toda España. Su última parroquia fue Ntra. Sra de Gracia hace ya cerca de 20 años. Asimismo estuvo también de confesor en la Basílica de San Juan de Dios.
D.E.P
Miguel Gutierrez de Diego agregó en su facebook este texto de la Homilía del Arzobispo de Granada.
Mons. Javier Martinez: Que el Señor nos sostenga en lo que tengamos de peregrinación y de camino que nos sostenga en la fe, en la esperanza y que María Auxilio de los cristianos nos proteja y interceda por nosotros
El Arzobispo de Granada Mons. Javier Martínez ha presidido en la parroquia Virgen de Gracia a las 11 horas de este martes 2 de enero en la festividad litúrgica en la ciudad de María Auxilio de los Cristianos una eucaristía funeral por el sacerdote D. Emilio Borrego acompañado por numerosos sacerdotes del presbiterio granadino.
El prelado granadino en su homilía entre otras cosas explicó cómo cuando le dieron ayer la noticia del fallecimiento de D. Emilio su primera reacción espontánea fue “Señor Ha descansado”, y eso es verdad de cualquiera de las vidas a las que el Señor llama a su reino dijo Mons. Javier Martínez y además en estas navidades y en el entorno de nuestro presbiterio no han faltado ausencias y despendidas. Pienso en D. Cristóbal, pienso hace dos días en la madre de Emilio Garrido y ahora nuestro hermano Emilio.
Y es verdad que cuando pensamos en la Navidad todos pensamos en una Navidad en la que no haya ni una sombra de dolor, ni de ausencia pensamos que solo así a lo mejor podríamos celebrar agusto la Navidad. Y sin embargo yo pensaba justamente en estos días y ayer y esta mañana que es justo la realidad de nuestra condición mortal la que nos hace posible dar gracias hasta el fondo por el acontecimiento de Cristo, por la Encarnación del verbo porque el Hijo de Dios se haya hecho carne en nuestra carne y haya querido compartir nuestra condición humana. (…)
Que el día que a nosotros nos toque la muerte no tengamos que depender de nuestros juicios humanos o de nuestras apreciaciones humanas ni siquiera de nuestras cualidades o de nuestras virtudes sino de la fidelidad y de la misericordia infinita de Dios.
Es en ese amor en el que nosotros ponemos para Emilio y para mí, y para todos los que formamos la Iglesia y para todos los que vivimos en este mundo nuestra única esperanza. Si la pusiéramos en otra cosa tendríamos que decir no hemos conocido a Cristo, no hemos conocido el poder de su gracia y el poder de su amor, viviríamos como los paganos. Hemos conocido al Dios que Cristo nos ha rebelado que es pura gracia, puro amor.
Recordamos el sentido profundo de la Navidad que la muerte nos lo hace más patente la ausencia de seres queridos, los dolores de todo tipo, las fracturas que genera también nuestras torpezas o nuestros pecados que nos separan a unos de otros, que nos dividen a unos de otros.
Lloramos por el hecho de ser hombres lloramos porque hay mil motivos en la vida para llorar y sin embargo el Señor nos proclama dichosos porque la Salvación ha venido, porque la justicia de Dios ha venido y es su misericordia sin límites, su amor sin límites y sin condiciones.
Ese es el contenido fundamental de la Navidad y de toda la vida cristiana, de cada eucaristía que celebramos damos gracias porque en ello se renueva la venida del Señor a nuestra pobreza porque en ella se renueva la misericordia infinita de Dios para con nosotros, y ese semblarse en nuestra vida para poder obtener la esperanza que no defrauda, justo porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, la esperanza de la vida eterna, esa esperanza que nosotros hoy afirmamos con toda sencillez con toda verdad para nuestro hermano Emilio y esperamos para cada uno de nosotros y para todos nuestros seres queridos, para todos los hombres.
La Esperanza en el triunfo final del amor de Dios que es en lo que consiste y constituye el cristianismo y lo que nos hace diferentes de cualquier otra práctica religiosa.
Damos pues gracias al Señor por su amor por nosotros en primer lugar por su amor fiel, por su amor que no se retrae nunca de amarnos damos gracias también sin duda por la vida de Emilio una vida sacerdotal larga entregada y le pedimos al Señor que aquellas pequeñeces, miserias, debilidades que haya podido tener en su vida que no las tenga en cuenta que mire sólo el rostro de su hijo que unió a él por el bautismo y se unió a él por el orden sacerdotal y que lo acoja en la asamblea de los santos, en la patria. Las penas y los dolores que sin duda han marcado el último periodo de la vida de Emilio tienen mucho que ver como todas nuestras penas y todos nuestros dolores con el anhelo del cielo con la necesidad de ser felices, con el gusto del cielo y con el dolor porque esta vida no se parece al cielo.
Con la certeza puesta en la fidelidad de Dios depositamos el alma y la vida de Emilio en manos del Padre y le pedimos por nosotros le pedimos por él que lo haya acogido en el reino, en nuestro hogar, en nuestra patria, pero le pedimos también por nosotros que estamos de camino nosotros cuya fe es tan frágil que nos cuesta tanto pensar que aunque estemos bautizados y a veces aunque seamos sacerdotes en la vida eterna como verdaderamente nuestro hogar y nuestra casa y el lugar a donde verdaderamente pertenecemos.
Que el Señor nos sostenga en lo que tengamos de peregrinación y de camino pues que nos sostenga en la fe, que nos sostenga en la esperanza y que nos ayudemos unos a otros a sostenernos en esa esperanza y que nos sepamos querer un poquito, aliviar las fatigas del camino unos a otros lo mejor que sepamos o lo mejor que podamos hasta que un día nos reúna a todos el Señor junto con nuestro hermano junto con todos nuestros hermanos en el reino de los cielos. Le pedimos a la Virgen también ella que es madre que interceda por Emilio, que interceda por nosotros.
En Granada la gente habla de fiesta de la Toma pero litúrgicamente lo que es con motivo del aniversario de la Toma es la celebración de María Auxilio de los Cristianos. Pues que María Auxilio de los cristianos nos proteja y su intercesión mantengan en nosotros vivas cada vez más viva la fe, la esperanza y la caridad que son los únicos bienes que permanecen para siempre que permanecen más allá de la muerte porque son la novedad misma que Cristo nos ha portado La Fe la Esperanza y el Amor Cristiano.
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