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2 de Enero de 2018
Mons.
Javier Martinez: Que el Señor nos sostenga en lo que tengamos de
peregrinación y de camino que nos sostenga en la fe, en la esperanza y
que María Auxilio de los cristianos nos proteja y interceda por nosotros
El Arzobispo de Granada Mons. Javier Martínez ha presidido en
la parroquia Virgen de Gracia a las 11 horas de este martes 2 de enero
en la festividad litúrgica en la ciudad de María Auxilio de los
Cristianos una eucaristía funeral por el sacerdote D. Emilio Borrego
acompañado por numerosos sacerdotes del presbiterio granadino.
El prelado granadino en su homilía entre otras cosas explicó cómo cuando
le dieron ayer la noticia del fallecimiento de D. Emilio su primera
reacción espontánea fue “Señor Ha descansado”, y eso es verdad de
cualquiera de las vidas a las que el Señor llama a su reino dijo Mons.
Javier Martínez y además en estas navidades y en el entorno de nuestro
presbiterio no han faltado ausencias y despendidas. Pienso en D.
Cristóbal, pienso hace dos días en la madre de Emilio Garrido y ahora
nuestro hermano Emilio.
Y es verdad que cuando pensamos en la Navidad todos pensamos en una
Navidad en la que no haya ni una sombra de dolor, ni de ausencia
pensamos que solo así a lo mejor podríamos celebrar agusto la Navidad. Y
sin embargo yo pensaba justamente en estos días y ayer y esta mañana
que es justo la realidad de nuestra condición mortal la que nos hace
posible dar gracias hasta el fondo por el acontecimiento de Cristo, por
la Encarnación del verbo porque el Hijo de Dios se haya hecho carne en
nuestra carne y haya querido compartir nuestra condición humana. (…)
Que el día que a nosotros nos toque la muerte no tengamos que depender
de nuestros juicios humanos o de nuestras apreciaciones humanas ni
siquiera de nuestras cualidades o de nuestras virtudes sino de la
fidelidad y de la misericordia infinita de Dios.
Es en ese amor en el que nosotros ponemos para Emilio y para mí, y para
todos los que formamos la Iglesia y para todos los que vivimos en este
mundo nuestra única esperanza. Si la pusiéramos en otra cosa tendríamos
que decir no hemos conocido a Cristo, no hemos conocido el poder de su
gracia y el poder de su amor, viviríamos como los paganos. Hemos
conocido al Dios que Cristo nos ha rebelado que es pura gracia, puro
amor.
Recordamos el sentido profundo de la Navidad que la muerte
nos lo hace más patente la ausencia de seres queridos, los dolores de
todo tipo, las fracturas que genera también nuestras torpezas o nuestros
pecados que nos separan a unos de otros, que nos dividen a unos de
otros.
Lloramos por el hecho
de ser hombres lloramos porque hay mil motivos en la vida para llorar y
sin embargo el Señor nos proclama dichosos porque la Salvación ha
venido, porque la justicia de Dios ha venido y es su misericordia sin
límites, su amor sin límites y sin condiciones.
Ese es el
contenido fundamental de la Navidad y de toda la vida cristiana, de cada
eucaristía que celebramos damos gracias porque en ello se renueva la
venida del Señor a nuestra pobreza porque en ella se renueva la
misericordia infinita de Dios para con nosotros, y ese semblarse en
nuestra vida para poder obtener la esperanza que no defrauda, justo
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, la
esperanza de la vida eterna, esa esperanza que nosotros hoy afirmamos
con toda sencillez con toda verdad para nuestro hermano Emilio y
esperamos para cada uno de nosotros y para todos nuestros seres
queridos, para todos los hombres.
La Esperanza en el triunfo
final del amor de Dios que es en lo que consiste y constituye el
cristianismo y lo que nos hace diferentes de cualquier otra práctica
religiosa.
Damos pues gracias al Señor por su amor por nosotros
en primer lugar por su amor fiel, por su amor que no se retrae nunca de
amarnos damos gracias también sin duda por la vida de Emilio una vida
sacerdotal larga entregada y le pedimos al Señor que aquellas
pequeñeces, miserias, debilidades que haya podido tener en su vida que
no las tenga en cuenta que mire sólo el rostro de su hijo que unió a él
por el bautismo y se unió a él por el orden sacerdotal y que lo acoja en
la asamblea de los santos, en la patria. Las penas y los dolores que
sin duda han marcado el último periodo de la vida de Emilio tienen mucho
que ver como todas nuestras penas y todos nuestros dolores con el
anhelo del cielo con la necesidad de ser felices, con el gusto del cielo
y con el dolor porque esta vida no se parece al cielo.
Con la
certeza puesta en la fidelidad de Dios depositamos el alma y la vida de
Emilio en manos del Padre y le pedimos por nosotros le pedimos por él
que lo haya acogido en el reino, en nuestro hogar, en nuestra patria,
pero le pedimos también por nosotros que estamos de camino nosotros cuya
fe es tan frágil que nos cuesta tanto pensar que aunque estemos
bautizados y a veces aunque seamos sacerdotes en la vida eterna como
verdaderamente nuestro hogar y nuestra casa y el lugar a donde
verdaderamente pertenecemos.
Que el Señor nos sostenga en lo que
tengamos de peregrinación y de camino pues que nos sostenga en la fe,
que nos sostenga en la esperanza y que nos ayudemos unos a otros a
sostenernos en esa esperanza y que nos sepamos querer un poquito,
aliviar las fatigas del camino unos a otros lo mejor que sepamos o lo
mejor que podamos hasta que un día nos reúna a todos el Señor junto con
nuestro hermano junto con todos nuestros hermanos en el reino de los
cielos. Le pedimos a la Virgen también ella que es madre que interceda
por Emilio, que interceda por nosotros.
En Granada la gente
habla de fiesta de la Toma pero litúrgicamente lo que es con motivo del
aniversario de la Toma es la celebración de María Auxilio de los
Cristianos. Pues que María Auxilio de los cristianos nos proteja y su
intercesión mantengan en nosotros vivas cada vez más viva la fe, la
esperanza y la caridad que son los únicos bienes que permanecen para
siempre que permanecen más allá de la muerte porque son la novedad misma
que Cristo nos ha portado La Fe la Esperanza y el Amor Cristiano.
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