De vez en cuando hay que darse un paseo por el Universo. Salir de
la Tierra y primero pasear por nuestro Sistema Solar. Y después por
nuestra galaxia. Incluso, si se quiere, dar una vuelta un poco más
afuera. Pero no hace falta exagerar e ir demasiado lejos a otras
nebulosas. Porque se puede uno perder entre los cuatro tipos de galaxias
que se conocen hasta la fecha, las elípticas, las espirales, las
lenticulares y las irregulares. En fin, otro follón más, y además este,
interestelar.
Lo que de verdad tiene más éxito es recorrer con la vista, desde un
parque, nuestra Vía Láctea, del latín "camino de leche", que es la
espiral de estrellas y planetas donde se encuentra el Sistema Solar y a
su vez la Tierra. En fin, todo esto para mirar nuestro mundo con cierta
distancia y así pensar mejor cómo arreglar las tortuosas realidades que
se producen en el día a día: muchos disgustos y algunas alegrías, todo
hay que decirlo. Ya Honoré de Balzac, en el siglo XIX, decía más o menos
que para escapar de las leyes lo mejor es ser como una mosca gorda.
Porque por las leyes, que son como las telas de araña, pasan libremente
las moscas grandes, rompiéndolas, y quedan atrapadas las pequeñas, que
tienen poca fuerza. Pero parece que ya esos pensamientos hasta se quedan
empequeñecidos en nuestro actual mundo de la post-verdad, donde no hay
nada estable. Los hechos reales se manipulan al mismo tiempo que el
lenguaje. Y la misión de querer ser mejores y buscar la verdad queda
ensombrecida por ideologías inconscientes, y como dice la misma palabra,
sin fundamento real.
Ahora queremos ir a Marte, la Luna se nos queda ya demasiado cercana.
El caso es, como en un cuento, buscar la forma de escapar de los males
de la Tierra: de las guerras, el hambre, la corrupción, el
autoritarismo, la contaminación, la desigualdad, de la falta de trabajo
digno para todos, el acceso al agua potable, etcétera. Cuando lo que de
verdad tendríamos que hacer es arreglarlo todo lo mejor posible. Hacer
el bien... Y que el cuento tenga un final feliz. Por cierto, los que no
quieren salir al espacio recorren el Camino de Santiago, ese camino de
estrellas que forma el brazo de Orión, usado como guía por los
peregrinos. Bien por ellos y por ellas.