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PALABRAS DE AGRADECIMIENTO PRONUNCIADAS POR ANTONIO MARTÍN
MUÑOZ ('SERENDÍPITI') TRAS RECIBIR LA 'XI PIÑA SCOUT DE PLATA' DE AGAE-AISG, SÁBADO 10 DE JUNIO DE 2017:
Buenas noches.
Corría el año 1972 y concretamente la primera
semana del mes de diciembre, cuando un grupito de personas inquietas –Miguel
Pérez Ruiz y sus hijos Luisa y Rafa Pérez Bueno junto con José Antonio y Jesús
Barquero-, animadas por hacer crecer el escultismo, se presentaron en el aula
de 4º de EGB en el Colegio Nacional Barrio Fígares, ofreciendo la posibilidad
de disfrutar de la naturaleza con juegos, excursiones y otras sugerencias que
supieron captar la atención de un travieso niño de 9 años –por aquella época ya
tonteaba con el tabaco- dispuesto a apuntarse a cualquier novedad que se le
acercara.
Ese fin de semana se fundaba el Grupo Scout San Jorge 245 y
ese mismo día, el inquieto crío comenzaba su andadura por el sendero del
Escultismo. De esto hace ya 45 años…
Siete rondas solares en el Grupo San Jorge dieron para
mucho… amigos, experiencias, inquietudes. Aún recuerdo a mi Akela Rafa y sigo
pensando que de mayor quiero ser como él…; el período en la Tropa fue largo y
fructífero. Me permitió, entre otras muchas cosas, conocer a personas
extraordinarias –nombro sólo algunas de las presentes porque sería
interminable: Antonio Alaminos, Papi,
Orlando Marín- y también de otros Grupos con los que coincidíamos principalmente
en los Festivales de la Canción Scout y en los "San Jorges", -Paco
Morales, Sonia Mata, Mª José y Alfonso Ruano, Pedro Borregón, Judith, Mati,
Antonio Lillo, Toñi y Manuel Fernández, Javier Muñoz, estos últimos envidiados
por su talento musical del que carece absolutamente quien os habla.
Para 1979, la inquietud de construir un mundo mejor –en
aquella época aspirábamos a estar siempre listos para servir, objetivo que
alentábamos con nuestra Buena Acción diaria-, 5 escultas del equipo Quetchua
-Josemi, José Luis, Alfonso, Antoine y un servidor, a los que se unieron
Marili, Sonia y Pilar-, con 16 años recién cumplidos y deseosos de crecer aún
más, decidimos fundar un nuevo Grupo Scout para lo que el apoyo y colaboración
de Antonio Alaminos y la confianza de Antonio Márquez fueron decisivos.
Este nuevo Grupo, el San Jerónimo 326, supuso además, la
oportunidad de conocer a quien primero sería Baloo y posteriormente -10 años
más tarde- mi querida esposa. Aprovecho para disculpar su ausencia ya que se
encuentra en el extranjero realizando funciones de madre con uno de nuestros
cuatro hijos.
En apenas dos años, otro montón de aventuras, experiencias,
amistades –Pilar Díez, Ángel, Víctor, Nuria y Lourdes Henares y un largo
etcétera.
Mi ingreso en la universidad supuso el traslado a Sevilla y
la progresiva desvinculación de los Grupos Scouts. Sin embargo, para esa época,
el Escultismo formaba ya parte fundamental de los principios y valores que me
configuraban como persona. Puedo decir con "orgullo y satisfacción"
que a día de hoy aún continúo rezando cada noche la Oración del Lobato… y que
en no pocas ocasiones ese "Dulce y buen Jesús mío"… me ha ayudado a
llevar las mochilas más pesadas que he ido cargando en estos años…
Siempre he entendido que el Escultismo es una magnífica
forma de ser cristiano. El camino del SERVICIO se identifica plenamente con el
mensaje del EVANGELIO y vivido desde y por AMOR A DIOS alcanza su plenitud.
Treinta y tres años después (33), un mismo día 17 de
noviembre, en esta ocasión de 2012, y alentado por los hijos –principalmente
Carlos- de Tomás y Carmina quienes fueron scouters del San Jerónimo- y de la
inestimable colaboración –una vez más- de mi gran amigo Antonio Alaminos y su
esposa Esperanza, se funda el Grupo Scout Virgen de las Nieves (precioso
nombre) de Granada único Grupo activo del Movimiento Scout Católico en la
capital –de momento-, del que continúo siendo Coordinador y única causa capaz
de hacerme perder el sueño en mis 54 años de vida… Que sea Scout Católico no es
una casualidad; me siento Iglesia y quiero contribuir a su crecimiento y mejor
hacer. Creo que es la Iglesia la que abre nuevos caminos de acogida, esperanza
y caridad allí donde los acomodados no queremos ni mirar.
En estos 5 últimos años he vuelto a vestir –debo decir con
gran emoción- el uniforme scout –pantalón corto por supuesto-; he vuelto a
cantar el Anikuni en torno al fuego en las noches estrelladas de los campamentos
y disfrutado de esa luna llena que siempre acompaña la acampada de Semana
Santa; he montado tiendas, construido mochileros, mástiles, portadas y he
cercado mi parcela; he cruzado ríos, he atravesado bosques como selvas, he
subido montañas, he contemplado amaneceres únicos y puestas de sol
indescriptibles; he visto paisajes que no seríais capaces ni de soñar…
He vuelto a tener ampollas tras una marcha; he pasado sed y
hambre; he reído como hacía tiempo, he disfrutado con la ingenuidad de los
lobatos, con la ilusión y el compañerismo de los rangers –scouts- y con las
emociones de los pioneros; he compartido días y noches con el kraal intentando
programar lo mejor posible un sin fin de actividades; he visto a muchos padres
sentirse como niños y a muchos niños felices con sus padres; y de todos he
aprendido bastante más de lo que he intentado enseñarles.
No sé cuánto durará esta aventura que en ocasiones ronda el
agotamiento y es ahí cuando recuerdo el comentario de mi mujer, Pilar, que me
susurra: "ya llegará el descanso eterno…"
Y no es broma, o a mí no me lo parece. Desde pequeño se me
quedaron grabadas las palabras que en su día escribiera San Pablo: "El que
no trabaja, que no coma", y no hace tanto que entendí que "lo
que tú y yo no hagamos, se queda sin hacer", que no vale –o al menos a mí
no me vale- volver la cabeza para otro lado, que existe el pecado de omisión,
que hay mucha gente esperando una mirada o que, como nos decía San Juan de la
Cruz, "a la tarde nos examinarán en el AMOR"…
Y sin duda, los miembros de AGAE tenéis ya bastantes puntos
conseguidos para ese examen. Cada una de las Piñas de Plata que habéis ido
entregando en estos pasados 10 años supone un punto –o quizá más- para ese
examen. Esta insignia representa un enorme gesto de amor que ofrecéis a las
personas agraciadas y genera una respuesta también amable –digna de ser amada-
en quien la recibe. De modo que podríamos asegurar –al menos en este aspecto-
una calificación de sobresaliente. Y lo siento porque podría haber sido
matrícula… ¡pero no!
Diez años de aciertos. Y en el décimo primero, este 2017,
tres preguntas:
1ª Antonia Fernández Cruz ..… Piña de Plata … ¡CORRECTA!
¡MUY BIEN!
2ª María del Pilar Díez Perry … Piña de Plata … ¡CORRECTA!
¡MUY BIEN!
3ª Antonio Martín Muñoz (Serendípiti) … Piña de Plata …
¡FALLO! ¡ERROR!
Pero ¡¿A QUIÉN SE LE OCURRE?!
Sólo puedo deciros que esta carencia os va a obligar a
incrementar vuestra conocida y valorada capacidad de servicio y vuestra
estimada actitud de ánimo y esfuerzo, con el fin de compensar la incidencia
reseñada.
Concluyo felicitando a Toñi Fernández y a Pilar Díez por su
merecida condecoración; que sea para ellas también un estímulo que contribuya a
la construcción de un mundo mejor. Y mi agradecimiento para mis padres y
hermanos -aquí presentes- porque seguro que mucho de lo bueno que pueda yo
tener viene de ellos, a Pilar mi mujer y a mis hijos Manuel, Antonio –también
entre nosotros y prueba evidente de que la especie va mejorando-, Ana y Pilar
–que está a tope con los exámenes-, a los que he intentado trasmitir los
valores del evangelio mediante ese hermoso juego en contacto con la naturaleza
que ideó Baden Powell; a todos los asistentes, especialmente a los miembros de
AGAE por su generosidad para conmigo y, como se decía antes, a ustedes que son
muy simpáticos… y por supuesto a los que conseguisteis sembrar la semilla del
escultismo en este humilde y torpe scout y a todos los que, de un modo u otro,
me habéis ayudado, y continuáis haciéndolo, a crecer, a florecer y a dar fruto,
todo ello, como concluye la oración del scouter, hasta el campo del reposo y de
la dicha donde ¡oh Señor! has levantado Tu tienda y la nuestra para toda la eternidad,
así sea.
¡¡Muchas gracias!!
'Serendípiti'.
Antonio Martín Muñoz.
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