Este movimiento del Arzobispado, que se realizó sin dar tiempo de reacción a los grupos y sin aplicar las propuestas que estos les enviaron, viene precedido de tensiones entre los grupos escultistas y la institución eclesiástica ante la intervención de la asociación mediante la designación por parte de la diócesis de un comisariado como órgano gestor de la asociación. Se trata de algo que no había sucedido en la historia de la institución, ya que hasta ese momento habían funcionado de manera asamblearia y con esta medida se puso al mando a una persona elegida por la diócesis. Hasta ese momento los consiliarios siempre habían sido una parte fundamental de los grupos scout, actuando como referentes de fe, pero nunca habían intervenido de manera tan directa y unilateral en la toma de decisiones.
A partir de esta intervención, señalaron varios de los antiguos monitores, parte activa del movimiento que permanece en contacto directo con las actuales formaciones, se propusieron una serie de cambios relativos al perfil de monitor y a la metodología propia de la identidad scout católica con profundas implicaciones en su modelo de funcionamiento, algo que creó descontento en parte de sus miembros.
Ante el nuevo modo de funcionamiento y la falta de explicaciones que, aseguran, recibieron los scouts, los nueve grupos convocaron por su cuenta una asamblea extraordinaria en junio de 2016 que no llegó a celebrarse ante la prohibición de la diócesis. Ante la negativa los monitores optaron por cambiar la forma de la cita y convocaron una reunión que, finalmente, se celebró en el Seminario Diocesano. A esta cita acudieron los responsables y antiguos responsables de los grupos, las familias, los comisarios, representantes del Euskalerriko Eskautak y del Movimiento Scout Católico, así como el comisario y consiliario general de Scouts Católicos de Navarra y el Obispo Auxiliar.
Según explicaron desde el Arzobispado, la decisión de eliminar una asociación y crear otra de similares características nace de la las discrepancias percibidas entre las propuestas y decisiones tomadas por la Iglesia y algunos de los integrantes de la asociación. En un informe elaborado recientemente por el comisiario diocesano, Ion Díaz Elduayen, este manifiesta que “una gran mayoría de los consiliarios de los grupos scout manifestaron que una de las dificultades por las que pasaba la asociación era la confesionalidad”.
Según esta palabras, los grupos se habrían ido distanciando de las líneas que ha ido marcando la Iglesia, aunque según reflejaron algunos de los antiguos monitores, llevan trabajando “de la misma manera desde que nació la asociación hace 60 años”. Para Díaz, esta nueva organización representa una mayor libertad para los grupos, que podrán elegir si formar parte o no de esta nueva asociación. En el caso de que no lo considerasen oportuno, estos grupos tendrían que funcionar de manera independiente y buscar el apoyo de su parroquia, ya que dependen de ellas en aspectos tan importantes como la disponibilidad de sacerdotes o de un lugar en el que desarrollar su actividad ordinaria.
Los representantes de los antiguos monitores aludieron a una sensación de incertidumbre bastante generalizada, ya que desconocen los estatutos de esta nueva asociación a la que se les propone unirse, sus órganos de decisión y su proyecto educativo. Además, señalaron, “sus máximos dirigentes no han sido elegidos de manera democrática, tal y como indica nuestro ideario”.
El responsable de comunicación del Arzobispado, José Gabriel Vera, explicó que la nueva asociación está ya constituida formalmente y sus estatutos se irán concretando a medida que se vayan incorporando los grupos. Así mismo comentó que esta nueva entidad se constituyó según el acuerdo del primer congreso nacional de scouts católicos del 2013.
La escuela de tiempo libre Saioa, vinculada a la asociación, no sufrirá perjuicios por esta decisión ya que se encuentra paralizada a causa de la falta de profesores y alumnos. Además, desde el Arzobispado señalaron que funcionaba con independencia de la asociación. Así mismo, manifestaron su deseo de seguir trabajando por que resurja este centro al considerar que la apuesta por la formación es ineludible en el escultismo.
PRECEDENTES DE LA ASOCIACIÓN El origen de los scouts en Navarra se remonta a mayo de 1956, cuando se creó la primera tropa en los Escolapios de Pamplona. En los años siguientes, con la creación de tropas en Tafalla en 1957, en Lekaroz en 1959 y una segunda en Pamplona en 1960, el movimiento scout se consolida , creándose en 1960 la Delegación Diocesana de Escultismo de Pamplona. Esta, junto con otras delegaciones del resto del Estado, participó en la creación del Movimiento Scout Católico en 1966 y, posteriormente, se constituyó la asociación con el nombre de Scouts Católicos de Navarra-Euskalerriko Eskautak Nafarroa.
LAS CLAVES
Grupos afectados. La asociación de Scouts Católicos de Navarra no estaba integrada por todos los grupos scouts que hay en la Comunidad Foral. Formaban parte de esta entidad Lykos, (Noáin), Gundemaro (Marcilla), Ibaialde (Tafalla), San Andrés (Villava), Dendari Izar (Pamplona), Baracea (Pamplona), Jairoi (Pamplona), Mikael (Pamplona) y la V Tropa (Pamplona).
Monitores. Los monitores de los grupos de scouts son personas voluntarias involucradas con la formación de personas críticas, libres y comprometidas consigo mismas teniendo como referente a Jesús de Nazaret
AFECTADOS
1.000
Los Scouts Católicos de Navarra estaban formados por unos 850 menores y alrededor de 150 monitores que ahora se ven afectados por esta decisión.