Los votos están despiertos. Los ojos
están abiertos en permanente vigilia. Los recuerdos hacen balance. Los
esfuerzos ya son baldíos y producen muecas de risas y tristezas, a la
vez, porque la mayoría de las decisiones ya las han tomado los
ciudadanos y ciudadanas, aunque no lo manifiesten públicamente, aunque
les pregunten. Sólo falta que cada uno y cada una meta la papeleta que
quiera en la urna.
La política debe ser una herramienta
indispensable y noble para regular la evolución de las sociedades y
dignificar las vidas de hombres y mujeres. También debe ser una ciencia
que estudie la íntegra organización de los pueblos, la honesta actividad
del gobierno de los estados, el leal desarrollo de su convivencia o a
la adecuada regulación de los asuntos públicos. Pero por desgracia
siempre ha ido sufriendo unos cambios que parecen devaluar sus raíces
más profundas. La política no debe ser un titular, ni unas meras siglas,
ni un simple slogan, por muy elaborado y efectivo que parezca. Reducir
la política, sin más, al cambio alocado de leyes y posturas, a unas
imágenes de partidos o a unos medios y redes de comunicación, afines o
enemigos, es una pobreza que encierra riesgos y gran intranquilidad,
intentando mover el rumbo de este mundo, que parece más desorientado de
la cuenta, que sonríe ante la cámara y llora en la soledad.
La defensa de los más débiles debe ser
una prioridad al elaborar cualquier programa de gobierno, igual que el
amparo a quienes proporcionan puestos de trabajo o a quienes trabajan y
cotizan. Me he pasado la vida trabajando sin parar, como la mayoría de
los españoles y españolas, por mi edad, bajo el paraguas protector del
espíritu de la transición. Y llevamos años en los que se desprecia ese
valor con mayúscula y parece que se cambia por un plato de lentejas de
votos y pactos electorales inspirados en todo el mundo, al parecer, por
el viejo manual de un frío contrincante de occidente que viene del este.
Por tanto, España junto con Europa, deberían ser en su mejor versión, y
tienen que ser, esos pulmones que permitan respirar valores como la
justicia, la libertad y la imparcialidad, palabras elevadas secuestradas
por este festival de sensacionalismos que, a todos, nos está intentando
llevar por delante.
Esta carta fue publicada el 30 de abril
en la edición impresa de IDEAL, pero el contenido puede ser interesante
para esta jornada de reflexión, previa a las elecciones municipales de
mañana. ¿No les parece a los amables lectores y lectoras de IDEAL en
Clase?
El sábado, 29 de abril de 2023, se celebró la 33ª Ceremonia de Investiduras de nuevos miembros de la Asociación-Orden de Caballeros, Damas y Grados Menores de la Basílica de San Juan de Dios, benemérita institución granadina que cumple su 17º aniversario. La Dama investida fue Rosa Jiménez Guardia, enfermera jubilada. El Caballero, José Ignacio González Mateos, inspector médico jubilado. Y como escudero, Javier López Rodríguez, profesor del Colegio Regina Mundi. Fueron los padrinos, la Dama Ana Estevan, y los Caballeros Francisco Rodríguez, Felipe Pascual, Emilio Amat y Antonio Manuel Alaminos.
Intervinieron en el solemne ceremonial el Gran Maestre, Fray Juan José Hernández Torres, de la Orden Hospitalaria y Rector de la Basílica; la Presidenta, María Castellano; el Vicepresidente Antonio Arrieta, José Maldonado, Federico Torres y Valentín Pedrosa; junto a los escuderos, Antonio Garrido, Florentino Ortiz e Ismael Romero. Entre las instituciones presentes cabe destacar la presencia, por vez primera, de miembros de la Orden de Santa María de España. A San Juan de Dios, padre de enfermos y necesitados, se rogó especialmente en su Basílica, junto a sus Sagradas Reliquias, por la necesaria lluvia. Al finalizar la ceremonia tuvo lugar una cena de gala de confraternización en el Hotel Granada Center.
La noche anterior, viernes 28, tuvo lugar la Vela del Santo Sepulcro de San Juan de Dios, un tiempo de oración y reflexión.
Y el mismo sábado 29, a mediodía, tuvo lugar la Asamblea Anual Ordinaria de la Asociación.
Breve historia de los Caballeros, Damas y Grados Menores de la Basílica de San Juan de Dios de Granada
La historia de los Caballeros, Damas y Grados Menores de la granadina Basílica de San Juan de Dios es reciente, comienza en el año 2005, y suele despertar la curiosidad de quien oye hablar de estas personas que intentan ayudar en las labores de la Basílica de los sucesores del Santo de la Caridad, que lo dio todo por los enfermos, pobres y necesitados. Así que nada mejor que escribir sobre lo que hace una Institución como esta para quitarle todo halo de misterio que pueda envolverla en la sociedad.
Y no se puede entender la pertenencia a los Caballeros, Damas, Decuriones y Escuderos de San Juan de Dios sin conocer primero la vida y obra de San Juan de Dios y sin conocer, después, la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios. Y, por supuesto, también hay que conocer la Basílica de la Inmaculada y San Juan de Dios, lugar donde reposan los restos del Santo, Copatrón de Granada. Una vez llegado a este punto, se puede repasar el breve camino de esta asociación a través de sus crónicas.
Los Fundadores
Los Caballeros Fundadores fueron Alfonso Andrada Vanderwilde, Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería de Granada; Valentín Pedrosa Rivas, Jefe del Departamento de Innovación de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía; Andrés Tortosa Muñoz, Decano que fue del Ilustre Colegio Notarial de Granada; José Maldonado Martínez, Magistrado-Juez de la Audiencia Provincial de Granada; Jesús García Muñoz, Coronel del Ejército; José Francisco Nistal Martínez, Coronel Capellán del Ejército; y siendo el Gran Maestre de la Asociación-Orden, Fray Juan José Hernández Torres, de la Orden Hospitalaria de Hermanos de San Juan de Dios y Rector de la Basílica de Granada. Sus investiduras tuvieron lugar en febrero de 2006, los primeros Caballeros y Damas ingresaron en junio de ese año y los primeros jóvenes, chicos y chicas, fueron investidos como Decuriones y Escuderos en noviembre de ese mismo año 2006.
Más de una treintena de ceremonias de investiduras
Desde entonces, y hasta nuestros días, se han celebrado más de una treintena de solemnes Ceremonias de Investiduras de nuevos miembros, precedidas de la solemne Vela del Santo Sepulcro de San Juan de Dios que realizan los aspirantes el día antes de su investidura. Generalmente se realizan dos Ceremonias de Investiduras al año, una cercana a la Festividad del Bendito San Juan de Dios, Copatrón de Granada, que es el 8 de marzo. Y la otra tiene lugar cercana a la Festividad del Glorioso Arcángel San Rafael, Sagrado Protector de la Orden Hospitalaria, que lo celebra el 24 de octubre, aunque los tres Arcángeles tienen su día el 29 de septiembre, en el actual calendario litúrgico.
Son ya, más de 150 los Caballeros y Damas Investidos y otros tantos Grados Menores, entre Decuriones y Escuderos, hasta llegar a 300 personas las que han ingresado. Sin contar los fallecimientos y bajas producidas. Predominando entre los miembros los médicos, los titulares de las Reales Academias de Medicina, sanitarios de distintas profesiones, abogados, profesores universitarios y empresarios. Siendo importante la tramitación del preceptivo expediente y la figura de los Padrinos para ingresar. La pertenencia está abierta a toda persona que realmente así lo quiera. El Caballero Preceptor, Felipe Pascual, Profesor de la Facultad de Ciencias de la UGR, les dará a quienes estén interesados todo tipo de pormenores.
La Basílica y la Urna de San Juan de Dios
El Gran Maestre ha destacado en distintas ocasiones, que: “Somos una Asociación de Caballeros y Damas de menos de veinte años de existencia, con más de tres centenares de miembros, con una Basílica que utiliza el lenguaje arquitectónico y decorativo del barroco para guardar las Sagradas Reliquias del padre de la caridad que se desvencijó por los enfermos, pobres y necesitados de la ciudad de Granada, de la que fue nombrado copatrón. Patronazgo que se amplía a los enfermeros, bomberos, cuerpos de operaciones especiales del ejército, libreros, Real Maestranza de Caballería de Granada, caballeros y damas, Real y Pontificia Hermandad del Santo Escapulario de San Juan de Dios y un largo etc. Siendo el retablo de la Basílica una vela o cirio encendido que tiene en su base la Eucaristía, el sacramento del amor, en el centro el Sepulcro de quien hizo visible este amor en Granada y lo transmitió al mundo a través de sus hijos, colaboradores y devotos, y en lo más alto a la Virgen Inmaculada que trajo al mundo al Amor de los Amores. Somos una Asociación-Orden que, aunque muy reciente en el tiempo, casi nueva, tiene la ventaja de estar abierta a nuevas formas de hacer en la vivencia de sus valores, que basados en la tradición y la experiencia de los mayores, debe incorporar decididamente a la juventud, unidos a la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios, lo que es decir muy unidos a la Iglesia y al Papa Francisco”.
Entre los objetivos de la Asociación-Orden está el promover, difundir, fomentar e impulsar actuaciones, iniciativas variadas y estudios de carácter histórico, arquitectónico, artístico y cultural, que faciliten y contribuyan a la conservación, progreso y ennoblecimiento de la Basílica de San Juan de Dios, al conocimiento de su santa figura y al apoyo de la Orden de Hospitalaria. Los Caballeros y Damas se comprometen a estudiar, defender y difundir todo cuanto atañe a la protección, auge e historia de la Basílica de San Juan de Dios, especialmente del Sepulcro que guarda las Reliquias del Santo.
Deus Charitas Est
El lema es “Deus Charitas Est”, ‘Dios es Caridad’. Los Caballeros y Damas usan capa blanca con capucha, con su escudo bordado sobre la manga izquierda. Así como, uniforme de color azul marino con botones dorados y las siglas Yfo, de la firma de San Juan de Dios que solía usar en sus cartas, en el cuello y la botonadura. Los Decuriones usan capa y capucha negra y muceta blanca; y los Escuderos, muceta y capucha blancas con el escudo bordado sobre el pecho.
Los Caballeros y Damas portan sobre su muceta la venera, formada por unas ráfagas que sujetan la palma y el laurel y que enmarcan la silueta de la urna de las sagradas reliquias de San Juan de Dios. Y en su centro las tres letras Yfo y la leyenda “Caballero o Dama de San Juan de Dios”. Todo ello coronado por una granada, estrella y cruz.
Colaboración con obras sociales y participación en eventos
“Servi inutiles sumus; quod debuimus facere, fecimus”, ‘siervos inútiles somos y lo que debimos hacer lo hicimos’. El año suele empezar para los Caballeros, Damas y Grados Menores con la participación en el Aniversario de la Basílica el 16 de enero. Se participa también en las Novenas de San Juan de Dios y de San Rafael. Así como en sus salidas procesionales. Y en otras procesiones de nuestra ciudad, siempre de manera voluntaria para quienes quieren salir. Es de destacar la comida benéfica anual organizada por los Caballeros y Damas, en favor de las Obras Asistenciales de la Pontificia y Real Hermandad del Santo Escapulario de San Juan de Dios -que generalmente suele tener lugar en el palacete del Carmen de los Mártires- cedido para la ocasión por el Excmo. Ayuntamiento de Granada. Se organizan ciclos de conciertos. El ‘Premio Hábitat Barroco’. Actos de confraternización. Arreglos en la Basílica, como solería, zócalos, iluminación, escaleras o campanas. Adquisiciones de candeleros de pared y de sobre altar. Está encargado, en fase de realización, un artístico ambón para las lecturas. Y un largo etc.
La Junta Directiva
La Junta Directiva está encabezada por el Gran Maestre Fray Juan José Hernández Torres; la Presidenta María Castellano Arroyo, Catedrática de Medicina; y el Vicepresidente Antonio Arrieta España, Militar en la Reserva. En unión, entre otros, con, José Maldonado Martínez, José Blas Serrano García, Carlos Hernández Arredondo, Felipe Pascual Torres, Adrián Contreras Guerrero, Federico Torres Casado, Federico Baeza Sáez, Antonio Garrido, Valentín Pedrosa Rivas, Francisco Nistal Martínez y Andrés Tortosa Muñoz, los tres últimos en calidad de Caballeros Fundadores.
Cronograma de Actos para 2023:
Más información sobre esta institución tan granadina y a la vez universal en las redes sociales y en la página web y su blog:
Ahora, con motivo de
las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, puede venir
bien hacer unas reflexiones. Los verbos oír y escuchar son utilizados
con frecuencia de manera ambigua y errónea. También la frase “¿quién soy
para juzgar?” es usada con frecuencia de manera inadecuada. Se repite
constantemente cuando se abordan temas relacionados con la actualidad
política, las relaciones sociales y familiares, los temas económicos y
de la vida-existencia, la situación nacional y mundial, y un largo etc.
de cuestiones.
En la cultura cristiana,
hoy es 13 de mayo y la Virgen María bajó de los Cielos a Cova de Iria
en Fátima, cultura que predomina en una gran parte de las personas de
nuestro mundo, el mandato del Señor de “no juzgar” es rotundo y
taxativo. Al igual que la exhortación apostólica “examinadlo y quedaos
con lo bueno”. Pero ¿qué pueden significar más exactamente estos
mandatos, si queremos “construir un Mundo mejor”?
Primero que no podemos juzgar meramente las intenciones.No es sólo que no debemos, es que es imposible, pues desconocemos lo profundo del corazón humano. Segundo,
que no podemos juzgar la culpabilidad de una persona. Pues con
frecuencia las apariencias engañan. Cuando lo hacemos solemos
equivocarnos casi siempre. Y cuántas equivocaciones están recogidas en
las hemerotecas.
Pero, sí podemos, y
debemos, juzgar los hechos. Pues estos tienen un valor objetivo,
independientemente de la persona que los realiza. Son en sí mismos
buenos o malos. Por ejemplo, matar siempre será malo. Si no hacemos este
juicio estaríamos confundiendo el bien y el mal.
Y también, sí podemos y
debemos juzgar las ideas y las afirmaciones. Estas son en sí mismas
verdaderas o falsas, acertadas o erróneas, “independientemente de quién
las diga, Agamenón o su porquero”. Al afirmar que una idea está
equivocada, no emitimos ningún juicio sobre la persona que la ha
enunciado, simplemente afirmamos la falsedad de tal idea. Si no hacemos este juicio, estaríamos confundiendo la verdad y la mentira.
Hay que “juzgar con
juicio justo». Y, para hacerlo así, hay que juzgar recogiendo toda la
información posible del caso, entendiendo el contexto, las
posibilidades, etc. «Examinadlo todo y quedaos con lo bueno». Examinar
es, en este contexto, equivalente a juzgar. Someter al juicio de la
razón, someter a examen, analizar y valorar. Es muy exigente eso de
«examinarlo todo». En la práctica significa que seamos juiciosos,
prudentes, porque sabemos que nos faltarán a menudo muchos datos y
contexto. Y quedémonos con lo realmente bueno. Lo demás… cada uno y cada
una ha de responder en conciencia.
Como vemos, se trata de
algo más elemental de lo que nos inducimos a pensar, desde dentro; y de
lo que nos inducen a pensar, desde fuera. El caso es que, es conocido
por casi todos y lo compartí en el IDEAL del 20 de marzo. Pero conviene
intentar recordarlo en medio de la confusión existente en estos tiempos. ¿No les parece a los lectores y lectoras de IDEAL en Clase?