"Granada se despide de Eduardo Caracuel en su último paseo".- Obituario en el diario IDEAL de Granada.- ¡Descansa en la Paz del Señor, Eduardo, amigo!
Granada se despide de Eduardo Caracuel en su último paseo
Se marcha, arropado por el cariño de su familia y sus amigos, el que fue director de la cárcel de Albolote y concejal de Patrimonio del Ayuntamiento de Granada
Como la Carrera de la Virgen, como la calle Reyes Católicos o la plaza de la histórica facultad de Derecho, Eduardo Caracuel, ha sido siempre patrimonio de Granada, un elemento más de su paisaje y una persona excelente a la que hoy llora y despide su ciudad. Eduardo se ha marchado pronto, rodeado de mucho cariño, y dando un último paseo entre la tierra y el cielo para dejar aquí abajo su legado de palabras siempre acertadas y de buenas acciones.
Eduardo Caracuel ha fallecido este domingo en Granada. El mensaje que nunca se quiere recibir ha llegado de su hija Ana y decía que, en este día de la Inmaculada su padre ya descansaba en paz. Sus hijas Ana y María y su mujer Consuelo no se han separado ni un segundo estos últimos días de Eduardo, que lo ha puesto todo fácil, que ha mantenido la serenidad y que hasta ha tenido buen humor cuando ha sido posible.rtado de alcalde. Este granadino de nacimiento y vocación cumplió así su sueño de infancia ya que cuando su padre le llevaba de pequeño a las procesiones de Semana Santa y del Corpus, él preguntaba quiénes eran las autoridades que desfilaban con ellos. El pequeño Eduardo quería ser como ellos y así fue. Pero siempre con su sello personal de autenticidad y entrega.
En este caso, no es un tópico. Eduardo ha dejado una huella densa y profunda y los que nos quedamos le acompañamos ahora en este su último paseo agradecidos por todo lo que nos dio. Le gustaba caminar, tanto, que recorría la ciudad e iba saludando a amigos y conocidos a cada paso. Si a lo lejos escuchaba uno su nombre, era Eduardo con ganas de contar un chascarrillo, preguntar por la familia o bromear sobre lo fugacidad de lo humano.
Eduardo Caracuel fue director de la prisión de Albolote y también concejal de Patrimonio del Ayuntamiento de Granada. Cuando estaba en la primera línea, siempre gestionaba con humildad y con el cariño por los pequeños detalles.
Su Virgen de las Angustias
Nació en 1954 y se ha marchado con 70 años, con muchas ganas por hacer un sinfín de cosas. Él contaba su infancia en la que tuvo que ser muy responsable porque se quedó huérfano y era el mayor de tres hermanos. Vivía cerca de la Basílica de la Virgen de las Angustias y ahí empezó su devoción por la Madre de los granadinos, a la que visitaba todos los días mientras pudo.
Estudió Derecho y tras terminar sus estudios se puso con empeño, gracias a los consejos de su gran amigo Antonio Jiménez Blanco, a preparar las oposiciones del cuerpo especial de Instituciones Penitenciarias. Una vez aprobadas, su primer destino fue San Sebastián. Tras recibir amenazas de la banda terrorista ETA, fue destinado a Las Palmas de Gran Canarias, Ocaña y, finalmente, Granada. Su carrera profesional tuvo su momento cumbre cuando fue director de la prisión de Albolote. Posteriormente terminó su carrera administrativa en el CIS de Granada como director de programas, hasta su reciente jubilación.
En mayo de 2012 tomó posesión como concejal del Ayuntamiento de Granada, con Torres Hurtado de alcalde. Este granadino de nacimiento y vocación cumplió así su sueño de infancia ya que cuando su padre le llevaba de pequeño a las procesiones de Semana Santa y del Corpus, él preguntaba quiénes eran las autoridades que desfilaban con ellos. El pequeño Eduardo quería ser como ellos y así fue. Pero siempre con su sello personal de autenticidad y entrega.
Le decían que tenía elegancia de 'lord inglés' pero era de lo más español cuando debatía de política y expresaba su visión del panorama local y nacional en las tertulias. Caracuel llevaba las áreas de Patrimonio y Relaciones Institucionales trabajo que compaginaba con el arte de pasear, solo o agarrado del brazo de cualquier interlocutor que se paraba a intentar arreglar el mundo junto a su amigo Eduardo.
Él contaba que había sido en el Colegio Mayor Albayzin, de la Obra, donde le habían inculcado el valor de hacer las cosas bien, del esfuerzo, de seguir el ejemplo de esos chavales que estaban en la biblioteca con jerséis con coderas que cargaban con muchas horas de estudio.
Tenía varios deseos entre ellos tremolar el pendón de los Reyes Católicos en la capilla Real y se pregonero de la Virgen de las Angustias, que se han dado por cumplidos.
Eduardo era padre de María y de Ana, y no había más amor en estas dos hijas por pasar buenos ratos con su padre y por cuidarlo, en estos últimos momentos. Y tenía a su lado a Consuelo Pozo, una maravilla de persona, que no ha flaqueado en ningún momento y que ha mantenido el ánimo y el buen carácter para cuidar de su Eduardo sin descanso y con el máximo cariño. También era abuelo de sus cinco nietos (Arantxa, Laura, Edu, Ana y Consu), con los que disfrutaba mucho sobre todo en Navidad y en el día de la cabalgada de Reyes en el que hacía de paje real.
Era un regalo. Si escuchaba mi nombre a lo lejos, siempre con un apelativo cariñoso, ya sabía que Eduardo me esperaba al girar la esquina para repasar un poco la actualidad granadina y echarnos unas risas sobre anécdotas sobre política o sobre lo cotidiano. Siempre contento y siempre entregado a su familia. Así se ha marchado, sin poner complicaciones, sabiendo lo difícil que eran estos días. En este paseo al cielo te acompañamos todos, Eduardo. Descansa en Paz.